Hacía ya tiempo que soñaba con un día así. Hubo momentos en los que realmente sentí libertad, sin ataduras, solo (¿solitario?), "A fuego" y carretera al frente.
Quien me conoce sabe del poco feeling existente entre la playa y yo, especialmente durante el verano, pero algo tendrá cuando teniendo todo el tiempo del mundo acabo precisamente ahí.
Tiene el poder de hacerme sentir en otro mundo, a pesar de no estar a más de 15 km de casa; tiene la calma necesaria para esos momentos; tiene ese olor que desde aquí es imposible alcanzar; tiene ese horizonte ante el cuál no puedo pensar nada que no sea: "hoy me como el mundo"; y tiene el sonido de las olas mecidas a ritmo de rock.
Unas olas que vienen y van, con más o menos fuerza, que se alejan para luego volver a besar las rocas, en un continuo "ni contigo, ni sin ti", idéntico a nuestra historia.
Volverás a llamarme loco al leer que te he comparado con la marea, yo volveré a sonreir mientras miro hacia otro lado...
"Nadie me persigue pero yo acelero...llaman a mi puerta, y yo ya a nadie espero"
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