lunes, 20 de agosto de 2007

De la liebre, la tortuga y los niños de París



Recuerdo esa fábula donde se narra la carrera entre una liebre y una tortuga. La liebre, convencida de su victoria, se echa a dormir bajo un árbol, mientras que la tortuga a paso lento pero constante alcanza la meta sin dejar tiempo a la rectificación de la liebre. La tortuga gana la carrera, la liebre (y su prepotencia) pierden de manera estrepitosa.


Tras hora y media de televisión me comentan familiares y amigos la escandalosa derrota del Real Madrid, antes un cada vez menos sorprendente Sevilla; me hablan de goles, jugadas, arbitraje, tanganas…me entra por un oído y me sale por el otro porque yo no recuerdo haber visto lo mismo…


Recuerdo una liebre blanca, inmaculada (soberbia), y una tortuga vestida de rojo para la ocasión, segura de sí misma pero sin estar infectada de narcisismo alguno.


Me sirve la carrera/partido de esta noche, me sirve para enlazar con el resto, para recordar que no todo lo que se nos cuenta de niñ@s es incorrecto. Me ilusiona que mi hermano pueda recordar dentro de unos años algo de eso que cada día le cuento, que con el tiempo encuentre aplicación práctica a mis historias.


Al fin y al cabo el mundo de los niñ@s no está tan mal…un ratoncito mágico les da dinero por cada diente que les falta en su boca ( a cuantos ancianos haríamos felices!)…y un hombre se lleva en un saco a todos los que no se portan correctamente (cuanto espacio ahorraríamos en cárceles, donde podríamos construir jardines ahora que nos asfixia el global warming)…que los bebés vienen de París, que las cucharas de sopa son aviones y nuestra boca el hangar, que todos somos iguales y existe la justica…qué bonito!


“Tu huella el mar se la llevó, pero la luna sigue ahí, pero esa luna es mi condena..."


No hay comentarios: