domingo, 13 de septiembre de 2009

Ábreme el pecho y registra



No puedo ser libre si tengo que andar midiendo las palabras. No puedo ser libre si vais a estar juzgando cada uno de mis actos. No soy libre si de noche tengo que volver la cabeza al andar.


Una prisión no deja de serlo por cambiar el hormigón de sus paredes por metacrilato, por aumentar en millones de metros cuadrados su superficie, o por ofrecer todo tipo de entretenimiento.


Hemos cambiado libertad por comodidad, nos hemos acostumbrado a bailarle el agua a quienes nos asfixian, a jugar a ser una cosa y todo lo contrario.


Me cansa el mundo racional que inventé, reniego de volver a medir los pasos, me ahoga mi ecosistema artificial.


Has sido un súbito despertar, ya estabas instalada antes de que me diera tiempo a abrirte las puertas, fuiste esa revolución a la que siempre temí sin saber que me era tan necesaria.


Todo se mueve a una velocidad distinta, responde a impulsos que nos son indiferentes, esconde lo obvio, agiganta lo insignificante. Pero no nos arrodillaremos, no les entregaremos papel alguno en esta historia, nos les daremos algo que no merecen, no participarán de nuestra victoria. Nosotros somos luz y ellos están ciegos.


Necesitaba sentirme vivo, necesitaba que le hicieras latir al límite, llorar por ser feliz, contar el tiempo hasta volver a verte aparecer, radiante, luciendo esa sonrisa que no es de este mundo.


Ya pueden perder los reyes sus coronas, ya puede ganar el virus invisible su batalla, ya pueden inaugurar el impuesto sobre la respiración, ya pueden tragarse su propia mierda.



Pd: Escápate conmigo; que arda el mundo ahí fuera!