jueves, 21 de agosto de 2008

Fragilidad


Todo es frágil:
tu costumbre de amarme,
mi fe
el silencio y la vida que duerme
en un vagón de tren.
Tu contrato fugaz,
la memoria,
este hilo de voz,
las quimeras que surcan estrechos
y este corazón
que persigue tu rastro
en la alfombra de la habitación.

No es tan frágil
el trueno del fusil,
el temor
a perderme tus dulces mañanas,
tanto dolor.
La memoria del banco,
el aroma de aceite en el mar,
las fronteras de acero para hombres,
humo para el capital
que regula espejismos
y ordena tu necesidad.

Yo soy frágil como un cristal
si falta usted a esta cita, mi amor,
si el canto se llena de olvido,
si el recuerdo se va
y ya no ríe conmigo.
Quizá no seamos héroes
pero aún seguimos vivos
y en la crisálida su voz estallará.
Y no se quedará inmóvil al borde del camino
y hará futuro su fuerte fragilidad.

Es tan frágil el abrazo del mundo y su paz,
la promesa desde la tribuna
y su empeño por perdurar.
Soberbio y resistente
es el grito del miedo anunciando el final
y la noche que escupen al cielo
tantas chimeneas,
los disparos de nieve,
el rugido de las bayonetas.

Quizá no sea tan frágil
tu costumbre de amarme,
mi fe,
tu voz y tu memoria.
¿Sabes?, quizá me equivoqué.
Quizá no sea indestructible
el trueno del fusil, tanto dolor,
la burbuja que encierra este grito
y este temor
a saberme perdido,
a perderte y perder la razón.

Yo soy frágil como un cristal
si falta usted a esta cita, mi amor,
si el canto se llena de olvido,
si el recuerdo se va
y ya no ríe conmigo.
Quizá no seamos héroes
pero aún seguimos vivos
y en la crisálida su voz estallará.
Y no se quedará inmóvil al borde del camino
y hará futuro su fuerte fragilidad.




Lo dicho: Todo es frágil.

[La foto, la más suave. Por favor, no hagamos más sangre. Respetemos el dolor de quienes lo están pasando mal, y olvidémonos de frivolidades.]

martes, 19 de agosto de 2008

Vértigo


Siempre he pensado que el vértigo es la enfermedad del ganador. El requisito principal para padecer de vértigo es estar arriba, tener éxito, o ser alguien; digamos que sólo puede afectar a aquel que realmente tiene algo que perder. Por todo esto, siempre me he creido inmune al vértigo.

Hace justo un año caí en la tentación de hacer públicas aquellas cosas que me acompañaban durante las largas noches sin dormir, o durante todos los momentos en los que dejo volar la mente a través de una mirada perdida.

Es una simple cuenta de correo, una entre millones, no tiene nada de especial, y sin embargo me permite ser lo que me apetece en cada momento, un forofo futbolero, un pseudorevolucionario idealista, dar vía libre a las más bajas pasiones; o demostrarte que nunca enterré nuestra historia de amor.

Ha aportado muchas de las gotas que forman la nube desde la que escribo esta noche, y, sin duda, ha construido el puente que me ha permitido volver a llegar a ti.

Así que, una vez más, el tiempo se ha encargado de quitarme la razón, de destruir mis inamovibles ideales (estúpidos en más de una ocasión), y demostrarme que no soy inmune a eso que llaman vértigo. Bendita enfermedad!



"Quién fuese pañuelo para tu tristeza, la luz de tus callejones,la llave de tu puerta...para ser el dueño de tus noches en vela."


viernes, 1 de agosto de 2008